En un tiempo en que la sobreabundancia de estímulos audiovisuales es tal parece más que justificado cualquier intento de digerir el exceso de información. No es de extrañar, entonces, que cada vez proliferen más las estrategias artísticas de reciclaje y reelaboración. Esta forma de proceder tiene muy diversas manifestaciones, algunas de las cuales nos son ya familiares, com el reciclaje de productos culturales acabados, el apropiacionismo o la estetización del kitsch. Sin embargo algunos artistas están trabajando con la pura suciedad audiovisual. Nos encontramos, como diría el fotógrafo y teórico de la fotografía Andreas Müller-Pohle, ante aquello que tiene un valor negativo, pues librarse de ello cuesta dinero.
Un buen ejemplo de ello sería el proyecto Found Tapes, cuya materia prima son fragmentos de cinta magnetofónica encontrados en la calle. Un material doblemente marginal, por tratarse literalmente de basura y por ser, además, un soporte en vías de extinción. Pueden oírse fragmentos de todas las cintas halladas hasta la fecha en la página del proyecto.
El interés por este tipo de materiales podría responder, entre otros motivos, a su complejidad accidental. Dice Müller-Pohle que con el perfeccionamiento y automatización de los medios de producción las imágenes (pero lo mismo podría decirse del sonido) se vuelven “más suaves, más brillantes, más tramposas”. El perfeccionamiento técnico aspira a erradicar el accidente y con ello tiende a alejar el error y el azar de los procesos de producción, con el consiguiente empobrecimiento del material resultante. Hiper-consciente, sin sorpresas, sin fisuras.
Harold Schellinx, creador del proyecto Found Tapes, escribe:
Es importante destacar que no se hace ningún esfuerzo para devolverle al audio encontrado su “fidelidad original”. Al contrario, me interesa particularmente el desgaste y el deterioro de las grabaciones, y a menudo elijo fragmentos precisamente por su textura sónica, por sus imperfecciones.
Otra modalidad de estetización de productos de desecho es el aprovechamiento con finalidades artísticas de un material que se obtiene (registra) de forma automática o como subproducto involuntario de otra actividad. El campo de lo sonoro es en este sentido una auténtica mina: los pitidos de los faros al funcionar, detonaciones, el ruido de una discoteca desde el exterior, el timbre del móvil, el sonido de una proyección cinematográfica, de un fax, de un módem. Sería interesante mencionar aquí a Alva Noto, cuyo trabajo, infinitamente más elaborado y sofisticado en su formalización que el proyecto Found Tapes, vendría a contrarrestar la falsa impresión de que trabajar con “basura” como materia prima equivale a obtener un producto rudimentario o antiestético.
No hay comentarios:
Publicar un comentario