Las flautas aparecidas en las cuevas del suroeste de Alemania son las evidencias convincentes más antiguas (anteriores a hace 30.000 años) de prácticas musicales humanas.
Las flautas son una reliquia típica de ese periodo, pero lo que distingue al reciente descubrimiento de los anteriores es que una de ellas, hecha con el radio de un buitre leonado, ha sido reconstruida casi al completo a partir de 12 fragmentos. Es, hasta ahora, la reconstrucción más completa de las flautas halladas en estas cuevas, cuyas piezas suelen estar sueltas y sin conexión con otras.
La flauta reconstruida mide 21,8 centímetros de largo y unos 8 milímetros de diámetro. En ella se identifican cinco orificios para colocar los dedos sobre ellos, así como dos hendiduras en forma de «V» en el extremo superior del tubo, por donde los músicos probablemente soplaban. La otra punta de la flauta, el extremo inferior, permanece rota por la mitad del quinto agujero.
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